Vuelvo
a ti, sentido y recordado barrio
donde
se forjaron mis hechuras,
te
respiro de nuevo,
piso
tus calles mojadas
paseando
por tus aceras,
otrora
escasas y desalineadas
actualizadas
en amplias y circundantes.
Aquello
que fue tierra de juegos,
ahora
asfalto al que se pegan los coches.
Con
deseo vuelvo a ti
y en mi
reposado callejeo,
a
encontrarme con embozados rincones
cargados
de recuerdos dormidos,
lugares,
hoy, lejanos a mí
en los
que me fui conociendo
y en el
deambular me reconozco.
Sin
remedio vuelvo a ti,
al
parque, paraíso de aventuras
y
entretenimientos según edades,
a
dejarme recostar en aquel árbol
con el
que jugábamos al “ménage à trois”,
que con
entereza callada
resistía
los desaforados empujes
de
quienes, descubren por primera vez
los olimpos
deseados y encontrados.
Acogedor
y reservorio de pasiones párvulas,
herido
con corazones e iniciales,
símbolos
de promesas de por vida,
de las
que el tiempo dio cuenta, o no.
Imágenes
que como calcomanías
se
pegan en mis neuronas,
desvelando
evocaciones ocultas
que
remueven vísceras,
creando
remembranzas
de
tiempos ya postreros.
De Ángel Rebollar López ( Toda reproducción del contenido, total o parcial,
ha de ser, previamente, autorizada por el autor)
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