lunes, 31 de enero de 2022

NACEMOS HUÉRFANOS

 Nacemos huérfanos
con el despertar del llanto,
perdidos en el anonimato
y nos vamos con los bolsillos vacíos,
mecidos en el silencio de un adiós.

Entre uno y otro estadio
transcurre impasible el tiempo
con el que vamos cosiendo la vida,
llenándola de instantes coleccionados,
mejor de encuentros que de búsquedas.
Vida que en la juventud es infinita
y se torna escasa en la postrimería.

Porque aquel que busca,
en asuntos del amor,
queda enredado en el laberinto
donde solo se encuentran
las ilusiones de los deseos
y quien desea amar se pierde
en los mares revueltos
de las desesperanzadas
esperanzas.

Encontrémonos mientras transitamos
por las dobleces de las esquinas,
nunca premeditadas,
recogiendo así, los regalos
que la vida nos presente
y si el amor nos encuentra
entreguémonos sin resistencia,
sin condiciones premeditadas,
con todo el deseo
que la existencia nos permita.

El amor solo vive cuando es libre,
viaja con las alas desplegadas
por el cielo abierto de las emociones,
crece y se nutre de tres aliados,
la comprensión, el respeto
y la intensidad.
Forzarlo a durar,
hace que languidezca,
no podemos meterlo en una jaula
porque, sin libertad se marchita.
                        
          De: Ángel Rebollar López (Toda reproducción, total o parcial del contenido,
                                                 ha de ser, previamente, autorizado por el autor)

miércoles, 12 de enero de 2022

SI FUESE POETA

Si yo supiese,
si supiera escribir un poema,
un poema sencillo,
con el que poder contarte
como suenan los pétalos de una rosa,
de una rosa cualquiera,
cuando se despereza el capullo
y consiguiera que lo vieras.

Si tuviese ese don
y con un verso, fuese capaz
de dar vida y crear
hermoso atardeceres tardíos,
donde el Sol nunca se pusiera
más allá de la línea del horizonte
y la Luna, deseosa, 
no se ocultase jamás
para que ambos, Luna y Sol,
Sol y Luna, 
jugasen a no esconderse.

Si con un poema consiguiera
dar vida a un colibrí
que, a la luz de la penumbra
creada por el mutuo cortejo
de ambos eternos astros,
rondara a aquella rosa roja,
loco de amor y con su largo pico
acariciara el terciopelo
de sus tiernos pétalos,
hasta invadir su intimidad consentida
y la flor, respondieras sus caricias,
con todo su néctar reservado
para el picaflor enamorado.

Si pudiese dibujar, con metáforas,
cielos con nubes de colores
con formas caprichosas
que, como de algodón dulce,
se abrazasen, pegándose a las montañas
para cobijarlas de los fríos inclementes.

Si fuese capaz
y pudiera entonces,
si acaso fuese poeta,
besarte con mis versos
y contarte a que saben,
cual es su textura
y como la humedad de tus labios.

Tan sólo si yo fuera poeta,
pero apenas soy un juglar
ignorante de las palabras,
en las que enredar
sentimientos de deseos y heridas,
además de algunas ideas huérfanas 
de justicia que me abrasan
combustionando en mis entrañas
hasta brotar sin medida,
como si de un volcán se tratara.
Claro, si pudiera ser,
si acaso fuese poeta.

          De: Ángel Rebollar (Cualquier reproducción, total o parcial del contenido,
                                       ha de ser previamente, autorizado por el autor)