viernes, 24 de julio de 2020

EL SOBERBIO Y ARROGANTE TIEMPO

Hace tiempo que el tiempo
me ha ido templando la templanza,
porque en su pasar, me fue tiñendo
con el trémulo tañido de mi vivencia.

Así, lanzo mi mirada
a la más profunda lejanía,
hacia ese lugar llamado horizonte,
donde las aguas saladas
besan los azules cielos de dulces nubes,
con húmedos ósculos que se abrazan
a esa línea que hiere
la desafiante horizontalidad.

El tiempo que, es su discurrir,
va amontonando
los reiterados días,
condensándolos en semanas,
cada cuatro de ellas
se diluyen en meses
que, a pocos, se turban en la retentiva,
amontonándose en años.

En este transcurrir aprendo
que los recuerdos se van escondiendo
por los vericuetos del tiempo,
en ocasiones tanto,
que la memoria confunde o no encuentra.

El tiempo inexorablemente
camina sin permiso,
tan soberbio, tan arrogante
y sin él, te arrastra como un torbellino,
mientras va llenándote
de pequeños y grandes asuntos.

A veces sin reflexión,
a veces sin atención,
a veces con acierto
y otras sin él,
a veces tan rápido
en ocasiones tan lento,
a veces, en no pocas, ya sin tiempo.

           De Ángel Rebollar; (Toda reproducción, total o parcial, del contenido
                                        ha de ser, previamente, autorizado por el autor)

sábado, 4 de julio de 2020

DE CUANDO EN CUANDO

De cuando en cuando
te pienso. Sintiéndote,
te hago como solo yo sé hacerte, 
con la gravedad del deseo,
necesariamente recurrente.

Noto tu ausencia
como la hambre no saciada,
como lo hace el cauce seco,
desahuciado, por el río sin agua,
como si me hubiese sentido abandonado
por la sombra que me acompaña.

Cuando estos pensamientos me cercan
y escarban en mis recuerdos,
me duele mi timidez mojigata
que me impidió echarme
al encuentro de tus brazos,
para saber de ti,
como saben los amantes.

Me da exactamente igual
de que París sean los cielos,
lo importante, sin duda,
es que abriguen nuestros besos.

Que, por una vez
y por siempre, gritaré,
porque del firmamento no han de llover
bombas, sino gotas de paz y amor.

Claro que sé
que, mis pensamientos son deseos
y, por tanto, has de entender
que, con estos versos, tan solo,
intento hablarte de esperanza.

          De: Ángel Rebollar (Toda reproducción, total o parcial, del contenido                                                ha de ser, previamente, autorizado por el autor)