Se le
fue el recuerdo,
sin
pensarlo,
como se
escapa el agua
entre
los dedos,
suave,
sin ser consciente,
con
disimulo, poco a poco.
Y así
le abandonó lo reciente,
el
instante inmediato,
primero
desaparecieron los nombres
que
transformó en palabras afectivas,
cielo,
cariño, mi vida, guapa, querida, amor……
más
tarde, las cosas se le escondían
cambiando
su habitual reposo
y se
aferró a lo postrero.
Después
fueron las personas
también
su relación con ellas,
hasta
que dejó de conocerse.
El
espejo equivocado devuelve
una
extraña y desconcertante imagen,
que la
llena de desazón.
Nota
que se pierde,
el
vértigo se le coge al estomago
y se enreda
en la telaraña del pasado
olvidando
el camino de regreso.
Convertida
ya en crisálida
busca refugio
en su mundo vivido.
A veces
una lagrima
mientras
se observa,
sale de
su mirada ausente
sin
descubrir motivo,
como reconociendo
la mojada mejilla,
entonces
ella, con desconcierto,
saca el
pañuelo
y apiadándose la seca en su
reflejo.De: Ángel Rebollar López (Cualquier reproducción, total o parcial, del contenido
ha de ser autorizado, previamente, por el autor)
Bellísimo.
ResponderEliminarGracias Indigo, sabes lo que aprecio tus comentarios
EliminarQué buen poema, aunque muy doloroso por lo que conlleva esa terrible enfermedad. Felicidades querido amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, así es, un asunto complicado. ¿Quién eres?
EliminarPrecioso!! y triste.
ResponderEliminarMuchas gracias. ¿Quién eres?
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