Entre la orilla sur,
donde la
guerra sortea la vida
que apenas
vale,
donde las
bombas
desconocen a
quien eligen,
de donde solo
cabe la huida,
y la orilla del
norte,
donde las concertinas
blindan fronteras
que a los
miedos protegen,
donde la
libertad se clausura,
allí, donde
el cinismo lo ejercen
los que
crearon las guerras.
Entre una y
otra tierra
hay un
abismo salado,
un
falansterio de victimas,
donde se
ahogan los sueños
náufragos de
esperanzas.
cotolengo de
infantes desdentados,
catacumba de
inocentes.
Entre uno y
otro mundo
hay un mar,
en medio de las dos tierras,
le llaman
Mediterráneo,
que antaño
unía culturas
y hoy las separa
por muros,
donde
duermen perpetuas,
centenares
de sonrisas y deseos
en
cementerios salados.
Un mar que
vomita,
de cuando en
cuando,
pequeños
cuerpos sobre su arena,
con siniestros
gestos
y miradas ciegas.
En la orilla,
de la presunta libertad,
hay un
continente avaro,
un lugar,
donde los DD.HH. se desprecian,
dando vive
escondido en su refugio,
el territorio
de la gran vergüenza,
blindado,
con alambres de cuchillos,
ante la
desesperanza amontonada en sus puertas,
cerradas por
insensatos miedos.
Mientras
tanto, duerme tranquila
la puta y
mezquina Europa.
De Ángel Rebollar López (cualquier reproducción, total o parcial, del contenido
ha de ser, previamente, autorizada por el autor)
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