Cinco
segundos,
solo
cinco segundos,
tan
fríos, tan breves y tan eternos
uno…dos…tres…cuatro…cinco
y
la sentencia se cumple
dictada
con firme pulso,
irremediablemente,
siempre
son cinco.
Cada
cinco criminales segundos
nos
deja una sonrisa negra,
de
boca desdentada, sellada,
sus
labios apretados
pierden
la expresión de vida,
sin
concesión, sin perdón,
como
cinco losas.
Solo
bastan cinco segundos,
como
tres respiraciones cortas,
para
que se borre la luz
de
unos grandes ojos negros
cegados
por la tierra.
Espantados
de incomprensión,
tan
breves, tan escuetos,
tan
canallas, imperturbables.
Solo
cinco segundos,
como
cinco chasquidos
con
el pulgar y el corazón
uno..dos..tres..cuatro..cinco
ya
está, así de simple,
y
así siempre,
con
la misma naturalidad
con
que nace y muere una amapola
un
niño negro cumple toda su vida.
Y
así, cada cinco sucintos
e
interminables segundos,
como establecen los diarios,
como establecen los diarios,
el
hambre, la miseria y las guerras,
sin
demorar la cita,
matan
una criatura africana.
¡Pero no
pasa nada humanos!, tan solo
se
cumple la rutina prescrita,
cada
cinco segundos.De Ángel Rebollar (Toda reproducción del contenido, total o parcial.
ha de ser aprobado, previamente, por el autor)
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