¿A
quién importa tu dolor?.
El
avión se deshizo
de
su inerme carga,
con
tanto desprecio por el daño,
como
precisión inequívoca.
Digitalmente
sentenciados,
desde
el anonimato fatal,
se
cumplió el ritual de horror.
Concluida
la misión, ligero y seguro,
reintegró,
a su cínico país,
al
cínico ejecutor encomendado,
deseoso
de arribar en sabanas blancas
donde
destronar su indiferencia
entre
senos ofrecidos
y
sedosas caricias sobre cabezas
de
inocentes retoños.
En
tanto, gente bienintencionada
claman,
en amplias y orladas avenidas,
por
la paz y acogimiento de los que huyen.
A
la mañana de domingo soleado,
gritan
con fuerza
contra
sus cínicos gobiernos.
El cínico arzobispo Cañizares,
en
nombre de su cínico Dios
y
preocupado por sus corderos,
nos
previene de acoger a gentes
deshechas
en bombas de sangre,
de
olor ácido y sabor amargo.
De Ángel Rebollar López (Cualquier reproducción del contenido, total o parcial,
ha de ser, previamente, autorizada por el autor)
Duro y exacto.
ResponderEliminarGracias Fernando, esa era la intención, Un abrazo
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