(A las guitarras, que dejaron de sentir la caricia de las manos, que les abrieron nuevos mundos de hermanamientos sonoros, haciéndolas más libres)
Enmudecen las guitarras,
ni una nota sale de ellas,
ni un quejido, ni un suspiro,
anhelantes de los dedos que
con destreza y maestría
acariciaron sus cuerdas,
a la manera que,
sólo el alma extravagante
de los genios sabe.
Duermen sus notas,
conscientes,
las que nunca serán las mismas.
Aquellas manos descansadas
en sus entregadas caderas,
que cuando desperezaban
sus cuerdas, vibraba estremecida
por los acordes aprendidos
que, nunca pensó fueran de ella.
Aquellas manos, de indeseada ausencia,
guardaron para siempre
el pulso y ritmo exacto,
en sus pasos de ballet
entre los sinuosos trastes,
y el cosquilleo, de la otra,
en el vientre de las bulerias.
...sssss ¡¡ escucha guitarra !!.
no oyes?, el niño de Lucia,
está dando sonido, al fuego
de las gargantas gitanas
y a los vientos del sur,
que cabalgan entre dos aguas.
De:Ángel Rebollar López (Toda reproducción, total o parcial, del contenido,
ha de ser aprobado, previamente, por el autor)
Todo un genio, sí. Seguirán resonando sus melodías entre dos aguas.
ResponderEliminar