viernes, 29 de noviembre de 2019

VEINTIÚN GRAMOS


Dejó de contar los días
para poder disfrutar los minutos,
sabedor de que las horas,
ya, le quedaban lejanas.

Se preparó para irse,
con aquella dignidad
que, le fue extraña al llegar.

Así programó su última batalla,
con la desesperación del que
nada más puede perder.
Con el argumento 
del último recurso, 
decidió empeñar la vida
en la única y terminal victoria.
Él, determinó elegir su destino.

Nadie entendía sus prisas,
mientras en secreto, 
preparaba su venganza,
tal como se ordena el tiempo
de los asuntos imprevistos
y es que uno, en ese momento,
aprende a saber
cuando su reloj,
va perdiendo el brillo
de las horas vencidas.

Con gesto decidido
prendió fuego a la hipoteca,
pagaría con cenizas
el final, de la perversa deuda.

Después siguiendo lo trazado,
con un radical gesto de valentía,
mostró toda su rebelión
y se dejó marchar, hasta
perder esos veintiún gramos,
cuando el último suspiro nos abandona

                   De Ángel Rebollar (Toda reproducción, total o parcial, del contenido
                                               ha de ser, previamente, autorizado por el autor)

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