sábado, 15 de abril de 2017

EL NIÑO DE LA LUNA


Se hizo de noche en el parque aquel,
una noche, de húmedo calor espeso.

La hierba invitaba a tumbarse en ella,
para refrescarme
en la humedad de su sudor.

La Luna majestuosa, inmensa,
ocupando todo el cielo,
se dejaba ver entre las ramas,
en plena fotosíntesis,
de aquel árbol tatuado.

Ella, acababa de irse
y todavía saboreaba su miel en mi boca.
Rory Gallagher tocaba para mí,
y yo, miraba aquella Luna encendida
que sosegaba, nuestra reciente pasión.

Mientras, con la punta de la lengua,
repasaba los besos que
había dejado en mis labios
y sonreía, pensándote,
de aquella manera,
con la satisfacción que deja
el deseo cumplido, a los 16 años.

Rory entonaba Moonchild, y yo,
mirando aquella dilatada Luna,
me arropaba en su olor,
en las templadas formas,
apenas descubiertas, de sus pechos,
en el recuerdo de sus desesperados gemidos
abrazados a los míos
y nuestras cálidas humedades
ya tibias, por el incipiente rocío
y el aíre ligero,
que comenzaba a envolverlo todo.

Así, fui durmiendo la noche,
cobijado en tu recuerdo,
en el paraíso aquel, que
recientemente habíamos conquistado.

                           De Ángel Rebollar (Toda reproducción, total o parcial, del contenido,
                                                              ha de ser, previamente, autorizado por el autor)

miércoles, 12 de abril de 2017

A GAITA DE SUSANIÑA SEIVANE


Cando escoito o son

da tua gaita,
poñénseme os cabelos
coma as puas das silveiras.

Susaniña, ao votar a teu alento,
que fai nada encontrabase
no teu peito
e vai saindo po lo laberinto
dos xuncos e buratos,
convirtendose en sentimentos armónicos,
a saudade lévame
a miña terra galaica,
onde fican as miñas lembranzas
da nenez e mais da xuventude.

E non podo, nin quero, evitar
mollarme co orballo dos meus ollos.



LA GAITA DE SUSANA SEIVANE

Cuando escucho el sonido
de tu gaita,
se me ponen los pelos
como las espinas de las zarzas.

Susanita, al echar tu aliento,
que hace nada se encontraba
en tu pecho
y va saliendo por el laberinto
de las cañas y agujeros,
convirtiéndose en sentimientos armónicos,
la añoranza me lleva
a mi tierra gallega,
dónde moran mis recuerdos
de la niñez y también de la juventud.

Y no puedo, ni quiero, evitar
mojarme con la llovizna de mis ojos.

         De Ángel Rebollar (Toda reproducción, total o parcial, del contenido
                                          ha de ser autorizado, previamente, por el autor)  


jueves, 6 de abril de 2017

SOMOS UNOS COBARDES

Somos unos cobardes
de memoria corta.
¡Que pronto olvidamos
nuestro treinta y seis,
y el treinta y nueve!
cuando Francia nos hacinó, 
en miserables campos
de desvergüenza inhumana.

Tampoco queda memoria
del año catorce,
ni del cuarenta en Europa
y el olvido, el fatal olvido,
nos hace repetir los errores 
y los horrores.

Hoy no somos nosotros,
pero mañana podríamos vernos
ahogados en el barro,
boqueando ante las bombas de cloro,
perdidos en mares extraños.

Mañana puede ser nuestro rostro
el que se enfrente a una cámara,
con la mirada herida de dolor,
desconcertada y suplicante de ayuda.

¿A quien se la pediremos entonces?
¿qué justicia vamos a reclamar?
¿a qué humanidad solicitaremos solidaridad?.
¿Dónde quedan los maltratados Derechos Humanos?

             De Ángel Rebollar (Toda reproducción, total o parcial, del contenido 
                                                  ha de ser autorizado, previamente, por el autor)