domingo, 27 de marzo de 2016

CADA CINCO SEGUNDOS


Cinco segundos,
solo cinco segundos,
tan fríos, tan breves y tan eternos
uno…dos…tres…cuatro…cinco
y la sentencia se cumple
dictada con firme pulso,
irremediablemente,
siempre son cinco.

Cada cinco criminales segundos
nos deja una sonrisa negra,
de boca desdentada, sellada,
sus labios apretados
pierden la expresión de vida,
sin concesión, sin perdón,
como cinco losas.

Solo bastan cinco segundos,
como tres respiraciones cortas,
para que se  borre la luz
de unos grandes ojos negros
cegados por la tierra.
Espantados de incomprensión,
tan breves, tan escuetos,
tan canallas, imperturbables.

Solo cinco segundos,
como cinco chasquidos
con el pulgar y el corazón
uno..dos..tres..cuatro..cinco
ya está, así de simple,
y así siempre,
con la misma naturalidad
con que nace y muere una amapola
un niño negro cumple toda su vida.

Y así, cada cinco sucintos
e interminables segundos,
como establecen los diarios,
el hambre, la miseria y las guerras,
sin demorar la cita,
matan una criatura africana.
¡Pero no pasa nada humanos!, tan solo
se cumple la rutina prescrita,
cada cinco segundos.

                  De Ángel Rebollar (Toda reproducción del contenido, total o parcial.
                                                              ha de ser aprobado, previamente, por el autor)
     
              

jueves, 3 de marzo de 2016

CINICOS


¿A quién importa tu dolor?.
El avión se deshizo
de su inerme carga,
con tanto desprecio por el daño,
como precisión inequívoca.
Digitalmente sentenciados,
desde el anonimato fatal,
se cumplió el ritual de horror.
    
Concluida la misión, ligero y seguro,
reintegró, a su cínico país,
al cínico ejecutor encomendado,
deseoso de arribar en sabanas blancas
donde destronar su indiferencia
entre senos ofrecidos
y sedosas caricias sobre cabezas
de inocentes retoños.

En tanto, gente bienintencionada
claman, en amplias y orladas avenidas,
por la paz y acogimiento de los que huyen.
A la mañana de domingo soleado,
gritan con fuerza
contra sus cínicos gobiernos.

El cínico arzobispo Cañizares,
en nombre de su cínico  Dios
y preocupado por sus corderos,
nos previene de acoger a gentes
deshechas en bombas de sangre,

de olor ácido y sabor amargo.

         De Ángel Rebollar López (Cualquier reproducción del contenido, total o parcial,
                                                  ha de ser, previamente, autorizada por el autor)