domingo, 25 de noviembre de 2012

YA NADA SERÁ LO QUE FUE




A pesar, de que ya nada será lo que fue,
cuando fije mi mirada en la tuya,
si, seguro me hervirá la sangre
vestida por el deseo,
sin querer evitarlo me mostraré todo
y aunque tu mirada me acoja,
ya nada será, efectivamente, lo que fue.

Es posible que vuelva a saltarme
el corazón, con piruetas imposibles
si tus labios temblorosos, pintados de anhelo,
se acercasen a abrazar los míos,
pero ya, seguro, nada será como fue.

Cuando, si acaso mi mano,
como un despiste confiado,
vuelva a tocar tu piel templada
y a notar la llamada de tu ansia,
quizás vuelva a estremecerme,
quizás entonces, hasta despiertes
nuevamente el cosquilleo inquietante,
como un latigazo seco, en mi pelvis,
a pesar de que, ya nada será lo que fue.

Es posible, no lo sé,
que otra vez pueda dejar reposar
y perder la cabeza en tus pechos,
viajar subido en su fragancia
donde el estimulo me lleve,
pero ya nada, inevitablemente nada,
será como se mostró entonces.

Será factible, quien sabe,
que hasta seamos capaces
de volver a ocuparnos e invadirnos,
a abrir, como antes, el manantial
de las dulces humedades,
pero sin duda serán distintas,
porque, claro está, sé que ya nada,
absolutamente nada, será como fue.

Tampoco nosotros somos ya
los que fuimos, pero es posible
que en este momento, ahora,
podamos ser lo que somos.

                              De Ángel Rebollar López ( Cualquier reproducción, total o parcial, del contenido
                                                                         ha de ser autorizado, previamente, por el autor)