Me
enamoré sin querer
y sin
querer sigo queriendo,
porque
no hace falta querer
para
hacerlo como yo te quiero.
Tampoco
sé si te quiero
como tú
quieras que te quiera,
claro,
ni siquiera se
como me
quieres,
a pesar
de sentirme
tiernamente
amado.
Pero,
que no te quiera
como tú
quieras
y
desconozca como me quieres
o no
sepa porque te quiero,
no
resta fuerza al querer,
cuando
fijo en tu mirada
muevo
los labios
y sin
emitir sonido,
como un
leve susurro,
sabes que
te estoy queriendo.
De. Ángel Rebollar ( Cualquier utilización del contenido, total o parcial,
ha de ser previamente aceptado por el autor)