domingo, 19 de febrero de 2012

DEL VALOR Y EL PRECIO




Nada que tenga valor tiene precio,
precio tan solo lo posee
aquellas cosas perecederas,
si, las que incluyen fecha de caducidad,
los sentimientos si son libres y nobles,
no hay metal que los valore.

¿Cómo pagar la obra de arte
que es, un abrazo querido?,
¿cuál el valor, de un beso deseado?,
¿quién puede poner precio,
a las palabras cargadas de amor,
lanzadas desde el alma?.
¿De  qué manera ha de pagarse
la caricia necesitada?.                                                                                      

Dardos dulces, cálidos, acogedores,
necesarios, tanto que encienden sonrisas
en los ojos mojados por la lagrima,
que colorean el rostro de mustios y afligidos,
aliviando dolores en corazones rotos,
que erizan el bello, ya emocionado,
por las palabras y los actos amorosos.

Bien sabía el poeta maltratado,
sabio en su manifestación:
es de necios confundir
el valor con el precio.
Por tanto solo agradecer puedo,
el tropezar en mi camino,
con joyas que no hay forma comprar.


              De: Ángel Rebollar ( cualquier utilización, total o parcial, del contenido
                                                 ha de ser autorizado, previamente, por el autor)

miércoles, 8 de febrero de 2012

HUERFANO DE ABRAZOS

Huérfano de abrazos,
envidioso y ávido de ellos,
abrazos de ida y vuelta,
abrazos cruzados también enfrentados,
abrazos por detrás,
que con los brazos rodean el pecho.

Abrazos con besos,
abrazos  necesitados,
tanto,  como respirar veinte veces por minuto,
abrazos que hermanan olores
y mezclan temperaturas,
abrazos vestidos o desnudos, con la piel,
otros mullidos, fuertes, apretados,
también suaves y delicados.

Abrazos, abrazos de deseo
que agitan la respiración,
abrazos húmedos que aúnan esencias,
como no, también secos sedientos de besos,
abrazos que son el principio
y otros el final, de despedida.

Abrazos de pelvis unidas,
cálidos,  que estremecen
y destemplan al separarse,
abrazos olvidados,
otros  perdidos y añorados.

Abrazos que necesito,
abrazos que nunca he dado
ni me han dado,
abrazos que nos debemos
y seguro hemos de darnos.

                 De: Ángel Rebollar ( cualquier utilización, total o parcial, del contenido
                                                     ha de ser autorizado, previamente, por el autor)