lunes, 4 de abril de 2011

UN TANGO CONTIGO


     Si suena el tango
     y me encuentro con tus ojos,
     el corazón me abandona,
     fijándose en tu mirada
     y los pies, que no son míos,
     buscan los tuyos.

     Los cuatro enfrente,
     yo avanzo y tu retrocedes,
     el brazo derecho, ciñendo tu cintura,
     el izquierdo, con mis dedos
     enredados entre los tuyos,
     a media altura, las manos equidistantes,
     entre tu cara y la mía,
     juntas ya, oliéndonos el sudor
     mezclado con el perfume.

     Dueños de nosotros,
     el bandoneón y el violín,
     nos llevan en acompasados movimientos,
     los cuerpos pegados,
     por nuestros pechos, unidos,
     se retuercen en giros,
     ochitos que mi pie te bloquean,
     entre mi pierna flexa, entra la tuya,
     ganchito, que yo devuelvo,
     desplazamientos laterales,
     con boleas y mas giros.

     Mojados, por el esforzado movimiento,
     cuando el ultimo acorde suena,
     y ya parados, igualmente enfrentados,
     mis labios, sin perder tu mirada
       van en busca de los tuyos.  

              De: Ángel Rebollar ( cualquier utilización, total o parcial, del contenido
                                                    ha de ser autorizado, previamente, por el autor)

                                                       

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