lunes, 13 de diciembre de 2010

BAGANDO SOLOS, EN UN MUNDO HOSTIL. ¡¡ POR LA INTERNACIONAL DE CLASE !!

Es curioso, los mismos que en el mes de agosto de 2008 decían que todo iba estupendamente, tres meses después, declaran la mayor crisis de la historia del capitalismo, pero no lo es tanto. A poco que escarbemos, y no voy a entrar en los análisis de todos conocidos,( que si hipotecas sobrevaloradas, que si fondos de inversión contaminados etc.), el glorificado mercado libre, que yo calificaría como ultrajado por aquellos que establecen las reglas, los cuales aprovecharon su descontrol para dar el valor a los bienes tangibles o no a su antojo, se desinfla y como ya no hay nada para repartir, ni con lo que engañar, los mismos malabaristas, igual que los niños mal criados cuando rompen los juguetes, corren a sus papas para que les compren otros nuevos, los papis somos todos, en especial los estafados y más desfavorecidos, pero no se conforman con el mismo juguete, que va, quieren otro mejor, desean más poder, nos chantajean con que si no, no nos van a querer, poniendo en peligro de subsistencia a países enteros. Son los mismos que ahora, eligen que comprar y que no, llevando a la quiebra las economías de los que se han enriquecido y expoliado. Cualquier análisis sensato, llega a la conclusión que este sistema está quebrado, incluso los menos radicales han de reconocer y así lo hicieron inicialmente, que la libertad del mercado, no puede depender de él mismo, sino de las reglas que se le ponga, pero nadie las pone, porque los malcriados están organizados a nivel mundial y no hay quien se atreva a meterlos en el cuarto oscuro, quitarles las prebendas y castigarles hasta que sean conscientes de su injusto comportamiento.

Ahora ya dejando las metáforas, ¿que credibilidad pueden tener las valoraciones sobre la macro y micro economía, realizadas por aquellos que nos han llevado a la situación de caos actual? y ahora pretenden aumentar la rentabilidad de lo robado, prestándolo a los países estafados, imponiendo el valor de los intereses, es de locos este masoquismo mundial. La fuerza para tal descaro viene de las organizaciones internacionales creadas por ellos, el FMI, Banco Mundial, ONU y miles más de estructuras de control que ejercen sobre el mundo del trabajo. Que los calificadores de la credibilidad de crédito de las empresas y los países, sean ellos mismos, es el colmo de la desfachatez. Que la banca mundial, a la que le hemos regalado sin condiciones su supervivencia, este utilizando el fruto de ese regalo, billones de dólares, para doblegar a los trabajadores mundiales, obligándonos a perder las migajas conquistadas, durante casi dos siglos de luchas obreras y estudiantiles, jalonadas de hambre, sufrimientos y muertes, es un disparate no conocido en la historia de la lucha de clases.

Ante tal despropósito, al principio de lo acontecido, se oyeron voces, incluso de algunos dirigente mundiales como Obama, Zapatero, Sarkozy, Lula, etc. que clamaban por un cambio de las reglas de juego, amenazaban, mientras les llenaban los bolsillo, de controlar su voracidad lujuriosa por el dinero, pero poco a poco el nerviosismo se convirtió en silencio y ya, en más de lo mismo, sumisión a la banca y a los grandes magnates, buscando la solución no en el cambio de las relaciones de mercado, sino en el cambio de condiciones laborales. En la historia este hecho se ha realizado con éxito en innumerables ocasiones, llevar las crisis a sus últimas consecuencias, obligando a aceptar cualquier solución, en el presente tenemos muchos ejemplos, conflicto judeo-palestino, Irak, Afganistán y uno muy reciente y cercano el asunto saharaui. Por parte del mundo social, han surgido y siguen en la palestra conflictos varios y algunos de gran virulencia, pero locales, como huelgas generales en Grecia, Italia, España, Portugal, Irlanda, Inglaterra, Francia, con objetivos distintos y sectoriales, todas particulares, sin vínculos coexistentes, sin estrategias de conjunto, deslavazadas, sin conexión ni en lo temporal ni en lo reivindicativo, mucha energía gastada sin conseguir nada, demasiado fuego de artificio que solo lleva el desgaste y al hastío, generando impotencia con el consecuente desanimo. Todo sucede en el marco de lo planteado por el poder supremo, la banca y las multinacionales, saben que al final cuando el agotamiento llegue, que no tardará, terminará la lidia con el fatal desenlace, la muerte del sacrificado, las clases sociales de trabajadores y estudiantes.

La desaparición de las organizaciones internacionales, que acogían al movimiento obrero y social, nos ha dejado en desigualdad de condiciones respecto de las organizados trust capitalistas mundiales.La miopía de la que hemos hecho gala los desfavorecidos, entretenidos con los pequeños objetos de confort y diversión, de las pequeñas propiedades, migajas que han deshecho nuestras defensas como clase social, haciéndonos creer que habíamos huido de ese espacio social, para ingresar en capas superiores al compararnos, no con la situación de nuestros explotadores, sino con la peor suerte del tercer mundo, ha debilitado nuestro musculo combativo descuidando nuestra organización, en especial la internacional. Ahora sin ella estamos huérfanos, ya no miopes sino presbicios, sin el instinto que nos hermanaba hasta mediados del siglo pasado. Mientras, nuestro enemigo el capitalismo, aunque suene trasnochado, nos ha hecho creer en un mundo idílico, con la mirada fija en nuestro ombligo y al tropezar y levantar la cabeza, nos encontramos solos, sin el sentimiento de hermandad necesario, que da coherencia a nuestra situación de clase, desprovistos de los mecanismos necesarios que nos infunda el orgullo que antaño tuvimos y nos llevo a la consecución de lo conquistado. No es tarde, pero se precisa de celeridad y lo que es peor, romper con el prejuicio de nuestras propias diferencias, que un trabajador alemán se crea superior a uno del sur de Europa y estos a los de África, es lo que el capital persigue y ha conseguido. No sentirnos miembros del mismo cuerpo es nuestro mayor enemigo, la perdida de la conciencia de clase internacional, nuestra mayor debilidad.